21 de marzo de 2013

Marta Rosa Arabia


  Hoy Marta Rosa Arabia va a hablarnos de su experiencia literaria, además de compartir con nosotros el minirrelato "Afuera los colores y el miedo" con el que participó en el concurso La Voz y La Palabram en Universo La Maga. En breve va a publicar una Antología. 
También nos ha proporcionado sus blogs: en www.palabraviva-martarosa.blogspot.com habla de temas que le interesan, en www.papelesoriginales-martarosa.blogspot.com sube algunos escritos propios y de otros que lo aceptan y, por último, en www.leparolechegiunsero-martarosa.blogspot.com publica en italiano. También podéis acceder a otra página suya, sin duda os gustará aunque está prácticamente recién creada: http://www.megustacontar-martarosa.blogspot.com.es/
Marta Rosa Arabia ha trabajado junto a Nelson Damián Cabral, que entrevistamos anteriormente en el blog, en el libro El ángel del olvido. 


Nombre: Marta Rosa Arabia.
 País: Argentina.

Estudios o profesión: Maestra Normal Nacional (docente) en UBA (universidad de Buenos Aires) Arquitectura en la UBA y Gestión Cultural en la UNdMdP (Universidad Nacional de Mar del Plata).

 Edad:  74.

- ¿Cuándo despertó su pasión por la escritura?

Hace muchos años. No recuerdo cuántos!



- Hay muchas personas que se pasan toda la vida soñando sin lanzarse a por ello. En ocasiones asusta el hecho de enfrentar nuestra obra a los ojos críticos de los editores. ¿Ha decidido si va a intentar publicar algún día?

No me asusta la mirada crítica, pero no me atrae la idea de publicar un libro, sí me interesa  poner mis escritos en la red,  a disposición de todos los que quieran leerlos.


- Dicen que cada personaje lleva siempre una parte del autor. Rasgos de su personalidad, pensamientos, apariencia... ¿Cree que es inevitable aportar a nuestos personajes algo de nosotros mismos?

No tengo dudas de que todos mis personajes tienen algo en común conmigo. En general rasgos de mi personalidad y fundamentalmente de mi pensamiento y manera de actuar. En mis escritos se pueden encontrar las señas de porciones de mi vida, que se han "colado" y no siempre estoy consciente de ello mientras escribo. Esto no me disgusta, por el contrario entiendo que la vida que "vivimos" y no aquella que solo pasa, es enriquecedora dentro de nuestra obra. Teniendo en cuenta lo antedicho para mí es inevitable, pero no puedo opinar sobre la obra de otros escritores.


- Algunos escritores aparecen de la noche a la mañana, otros se pasan años escribiendo hasta conseguir lo que buscan. ¿Termina todo lo que escribe o tiene borradores inacabados?

Sobre los escritores que aparecen de la noche a la mañana con una obra perfecta y acabada pienso que o son muy afortunados y únicos o que llevan su tiempo escribiendo y no se han permitido mostrar sus "obras imperfectas" .
En mi caso, debo aclarar que no siempre termino todo lo que comienzo a escribir. A veces una idea ronda por mucho tiempo y entonces se van escribiendo fragmentos hasta que le llega su momento, otras veces una idea que pareció tomar cuerpo en una frase o en una imagen resulta algo pasajero y no vuelve a requerirnos nunca más quedando inacabada.Por otra parte después de varias correcciones estoy convencida de que muchos escritos terminados son imperfectos... pero ¡los humanos somos así!



- Para todos aquellos que aun no se han animado a comenzar a escribir, cuéntenos, ¿qué se siente al sumergirse en el mundo de la escritura?

No podría generalizar. Para mí escribir es una forma de vivir la vida que hoy tengo, la enriquece y me va acompañando. Por otra parte mi experiencia como organizadora y coordinadora de talleres de escritura, en los que han participado  adultos con diverso grado de preparación escolar y también universitaria me permite decir, que salvo raras excepciones, comenzar a plasmar en el papel ideas y pensamientos les ha cambiado de manera positiva la vida a muchos de ellos. Gracias a la escritura también he conocido y conozco a mucha gente "interesante".



- Ahora una cuestión de animación a la lectura para los más jóvenes, ¿qué libro recomendaría a un adolescente que aun no ha conseguido convertirse en lector?

Soy absolutamente parcial en este tema (como en otros) pero recomendaría "los cuentos" de Julio Cortázar  y también sus "instrucciones". Cuando los lees, tan clara y sencillamente escritos piensas que tú mismo los podrías haber escrito.



 - ¿A qué edad comenzó a interesarse por la lectura?

Mi primer libro (tendría yo 6 años) no recuerdo como se llamaba, pero sí que contaba la historia de un pingüino que vivía en un iglú. Para mí, bicho de ciudad, ese relato era resultaba fascinante y lo leí cientos de veces. Después de áquel sigue un largo elenco. Por supuesto hubo períodos de poca lectura, dependiendo de las actividades que estuviera desarrollando.




- Los escritores son ante todo lectores, ¿cuál diría que es su autor favorito o su obra predilecta?

Ni lo dudo! Mi autor preferido Julio Cortázar y casi toda su obra. Me gustaría agregar a Salman Rushdie cuya obra conocí hace poco y su novela " El suelo bajo sus pies".          






Afuera los colores y el miedo

La noche en que salió en libertad, después de haber pasado veinticinco años en la cárcel, Marcos estaba más asustado que en el momento de su condena a prisión perpetua.  
El viaje en autobús por la moderna autopista le resulta una experiencia paralizante, cientos de vehículos, como hormigas llevando una carga invisible, aparecen y se pierden a una velocidad de vértigo. Aún cuando él confiaba en salir de la prisión desde el mismo día que entró en ella, ahora que está afuera, se sabe solo y tiene miedo. Son las 12 de la noche, el bus devora los kilómetros que lo separan de su nuevo destino, la casa de su hermana Alicia. Sentado a su lado un desconocido duerme tranquilamente. Un escalofrío recorre todo su cuerpo. Igual que aquella noche cuando se encontró en la calle y con un martillo ensangrentado en la mano izquierda, aunque él no es zurdo.
    Para vencer el miedo que lo domina trata de recordar el momento en que se enteró de que le habían otorgado la libertad. El director del penal le dijo que retirara ropa, que se bañara y se vistiera. En el guardarropa enumera y califica: un pantalón marrón usado y con demasiadas arrugas; camisa celeste nueva y bastante bien planchada; suéter verde de lana algo áspera; saco beige … bufanda roja de tela; zapatos negros... un par de medias marrones y algo de ropa interior blanca por suerte nueva y limpia. Siempre le había gustado enumerar, le venía de su madre. Cada mañana antes de salir para el colegio ella le hacía enumerar los útiles de la mochila.
Cuando estuvo vestido murmurò: - afuera los colores y el aspecto son importantes... aquí tantos años todo igual de gris! Se sorprendió a sí mismo, en realidad nunca había pensado demasiado en nada y menos en eso de la importancia de los colores.
   Se acomoda una vez mas en la butaca del bus, la ropa es cómoda y le queda bien a pesar de estar tan delgado, en los últimos años sólo se vistió mas o menos así, tres o cuatro veces para estar presente en el juicio en el  que a pesar de todo finalmente lo condenaron.
  Recuerda que esta tarde firmó un papel que no leyó... que lo hicieron esperar no sabe cuanto pero que le parecieron horas, hasta que escuchó la voz del guardia diciéndole que se apurara... que tenía que salir o perdería el bus... que debía irse... que era otra vez un hombre libre. De eso solo estuvo seguro cuando se vió en la puerta del penal con el pequeño bolso, regalo de su hermana el día que cumplió setenta años, hace apenas dos meses.
   Parece que ella sabía que yo saldría pronto- pensó.-
   En el bolso una afeitadora, crema y cepillo para dientes; tres pañuelos blancos, que en realidad no necesitaría porque nunca se resfriaba, -pero el tres es un buen número-. Un par de zapatillas negras, regalo de su compañero de celda; tres pares de medias también negras, -otra vez el tres-, algo de ropa interior y punto. En el bolsillo del saco unos billetes, producto de su trabajo como carpintero en la cárcel. Su capital para iniciar una vida.
   Veinticinco años antes, llevaba una valija repleta de cosas, algunas las fue regalando, otras se las fueron quitando poco a poco, aunque por algunas tuvo que pelear, aunque nunca había sido violento y eso de pelear no le gustaba, pero adentro había que templarse, hacerse de una coraza que permitiera vivir. Nunca comprendió por qué lo llamaban “el loco del martillo”. Todos esos años adentro había vivido convencido de que algún día estaría nuevamente afuera, no tenía demasiado claro el porqué de su condena.
   Siempre supo que a él no le iba a pasar lo que a aquel muchacho que se fue dejando estar, que buscó de cualquier modo olvidar y que apenas sobrevivió unos pocos meses.
  -Tal vez fuera culpable-  Triste final.-
  -No, de ninguna manera! Cada mañana se repetía que a él eso no le iba a pasar. Y no le pasó y aquí está.
   Pero ahora, afuera quien sabe, aunque él le va a poner el pecho a la vida. Tocó la bufanda roja y continuó el viaje perdidos los ojos en la negrura de la ventanilla del bus.




PRÓXIMAMENTE...

Conoceremos a Ricardo Alfonso Cruz poeta que pertenece a dos grupos de teatro y al coro polifónico de la Universidad Rafael Landívar. 





Utopía Crítica.

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